quienes somos

Profesión como vocación

En nuestra profesión como maestra, enfermera, doctora o … invertimos el „extra de fuerza creadora del alma“ (Josef Kentenich) en el servicio para los demás. Queremos vivir en perfección, tanto en la profesión como en los vínculos humanos.

En el otro, ya sea hombre, mujer o niño, encuentro de forma muy concreta al Dios de la alianza. “Te tiendo la mano” es la consigna, y la propia vida se convierte en misión. El ejercicio cotidiano de mi profesión adquiere una calidad nueva: todo se convierte en vida en alianza. Nuestro fundador lo expresa de la siguiente manera: “Hoy en día se necesitan personas que, en su interior tengan el mismo rostro que su entorno pero que, a pesar de ello, puedan ser sal de la tierra y luz del mundo”. Esta misión tiene muchos rostros de mujer. No hay una mujer idéntica a otra. Cada una se da con la originalidad propia de su personalidad.
La unión con la comunidad nos brinda respaldo y motivación para las tareas concretas de la vida cotidiana.

Federación de Mujeres de Schoenstatt, Chile, cosecha de naranja
Federación de Mujeres de Schoenstatt, Vallendar, conferencia

Vida en concreto

Vocación: hay alguien que me llama a cumplir una tarea. En la mayoría de los casos, cuando se habla de vocación se piensa en la entrada en una comunidad religiosa, pero la vocación también tiene que ver con la elección de la profesión. De alguna manera, yo sabía esto inconscientemente cuando, en mi juventud, me encontré ante la disyuntiva de cambiar de escuela: en esa ocasión recé mucho pidiendo tomar una buena decisión. Sólo posteriormente adquirí criterios claros sobre la vocación. Reflexionando retrospectivamente sobre ese desarrollo me sorprendo de cómo todas las cosas corresponden, de cómo fui conducida por Dios en la elección de mi profesión.

  • Vocación presupone una inclinación.
    Así, tuve claro que, a pesar de mi fuerte interés por las ciencias naturales, quería tener una profesión en la que pudiese tener trato con gente joven. ¿No se daba eso adecuadamente en la profesión docente? Quería llegar a ser docente de biología.
  • Vocación exige una aptitud.
    Mi aptitud no era tan global como para que hubiese podido alcanzar esa meta por un camino directo. Por tanto, elegí el camino que me resultaba más adecuado y asumí el costo de necesitar más tiempo.
  • La persona llamada es conducida por un camino.
    Una vez que había superado la primera parte del camino, “aterricé” en la escuela primaria. Hice cursos de postgrado, pero el instituto al que acudía dejó de prestar servicios antes de que yo terminara los cursos. Entretanto, había notado que en la escuela primaria había encontrado el lugar correcto, que ese trabajo con la juventud me llenaba. Así me condujo Dios.
  • El camino de vocación que se ha seguido recibe una confirmación.
    Sé que he elegido la profesión correcta. Lo experimento también a través del hecho de que mis colegas y los padres de mis alumnos reconocen mi trabajo.

Cuando se recorre el camino de una vocación religiosa, esta tiene también “interacciones” con la profesión. Siempre consideré que mi profesión docente era más que pura transmisión de conocimientos. Pero a través de la vida en una comunidad religiosa, esa profesión adquiere una significación y configuración más profundas. Para poder educar – y al ser docente se me requiere también en gran medida como educadora – debo tener una idea clara de las metas y, lo que es más importante aún, debo ser yo misma una persona educada. Lo que quiero transmitir debo observarlo lo mejor posible en mi propia vida. En este punto, la orientación de Schoenstatt hacia la autoeducación corresponde muy bien con la tarea pedagógica. En Schoenstatt se me transmitieron buenos métodos para trabajar sobre sí mismo. Es importante la orientación hacia un ideal.
El trabajo en la escuela a menudo requiere decisiones y El trabajo en la escuela exige a menudo tomar decisiones muy rápidas, reaccionar ante el comportamiento de los niños. Por ejemplo: ¿cómo reaccionar ante el mal comportamiento de los niños? A mí me gusta reaccionar espontáneamente desde el sentimiento. Para estar bien colocada en este punto, tengo que haber internalizado formas de comportamiento y actitudes de tal manera que se me hayan hecho connaturales. También en este punto experimento una ayuda constante de la “escuela de educación” que es Schoenstatt.
Como maestra experimento también fracasos y el hecho de que todo esfuerzo es inútil. ¿Cómo superar esa experiencia? La comunidad ofrece posibilidades de desahogarse y de pedir consejo. La perspectiva se amplía trascendiendo el concepto intra-mundano de éxito .

(Testimonio de una docente, Alemania)